Casa Blanca

Llegamos en tren, al menos eso pensamos, allí estábamos en la amplia boca calle en forma de ye, habían varios edificios de dos pisos al mejor estilo europeo, pero sabíamos que estábamos  en un pueblo llamado Casa Blanca en Antioquia, a mis compañeros, una pareja de norteamericanos y mi esposa les parecía feo el lugar, pero en realidad no lo era, quizá el hecho de que la calle era de tierra, o la sensación de no saber de dónde veníamos la que nos hacía ver las cosas así.

En la esquina doblamos a la izquierda y llegamos al hotel, entramos, había un gran pasillo formado por una pared beige y una vidriera que separaba de un elegante restaurante que al decir de mis compañeros era excelente, todo lo decían a través de una extraña forma de comunicación mental, pues en realidad nadie hablaba. De pronto todo se desvaneció, incluidos nosotros, así terminó el sueño.

Pero la historia no termina con el sueño, Casa Blanca realmente existe, aunque en persona nunca lo he visitado, ni había oido hablar de el, pude investigar que es un pequeño paraje a casi cinco mil metros de altura, en el norte del departamento de Antioquia y con poco menos de 2.200 pobladores.